El neuroblastoma es un cáncer poco común y conocido que se da generalmente en niños. Este tumor no tiene nada que ver con un cáncer adulto, dado que se asemeja más a una malformación que se produce en el sistema nervioso y aunque se desconoce su origen, las células anómalas que presenta el niño durante los dos primeros años de vida pueden persistir e influir en el desarrollo normal del sistema nervioso
¿Quieres saber más sobre esta enfermedad rara? En tuSíntoma hemos recopilado la información necesaria para contártelo todo sobre el neuroblastoma, el cáncer infantil que afecta al sistema nervioso simpático.
Qué es el neuroblastoma
El neuroblastoma es un tipo de tumor raro que se desarrolla en el tejido nervioso de bebés y niños. Este cáncer, poco común, afecta principalmente al sistema nervioso simpático, es decir, a la red nerviosa que se encarga de enviar mensajes desde el cerebro al resto del cuerpo.
Es frecuente que se manifieste durante los 2 primeros años de vida y actualmente representa entre el 8 y el 10% de los tumores pediátricos diagnosticados. El neuroblastoma puede formarse tanto en el tejido nervioso de la glándula suprarrenal, su localización habitual, como en otras áreas o sistemas del cuerpo: desde los huesos o la médula ósea, hasta el cuello, el abdomen, el tórax o la pelvis.
Aunque se ha categorizado como una enfermedad rara, dado su origen desconocido y su poca relación con el cáncer de adultos, se trata de un tumor que puede afectar a cualquier niño. Este cáncer infantil es similar a una malformación que influye en el desarrollo del sistema nervioso simpático, la principal área de afectación.
Causas
El origen o la causa principal que provoca el neuroblastoma actualmente se desconoce, por ello se ha considerado este cáncer infantil como una enfermedad rara. Sea como sea, lo que se ha concluido científicamente es que existen células anómalas que no evolucionaron de manera habitual durante el desarrollo del feto y que, una vez el bebé ha nacido, siguen persistiendo en el desarrollo de su sistema nervioso simpático.
A día de hoy, no se han encontrado evidencias que indiquen que el neuroblastoma pueda relacionarse o asociarse con algún factor ambiental, biológico, químico que lo haya podido ocasionar, ni tampoco que se trate de la consecuencia de una irradiación. Tan solo se conoce que el tumor se desarrolla a partir de la presencia de células anómalas en el feto que sobreviven y persisten una vez el pequeño ya está en el mundo.
Síntomas
Al ser un cáncer que se presenta en niños muy pequeños, los síntomas que se manifiestan son vagos y ambiguos, lo que dificultan un diagnóstico claro y rápido.
Las señales generales incluyen fatiga y pérdida del apetito sin causa aparente, aunque a medida que el cáncer evoluciona se pueden presentar otros síntomas, siempre dependiendo de la ubicación del tumor y del área más afectada.
- Abdomen: si el tumor se localiza en el área abdominal, pueden aparecer síntomas como dolor leve, estreñimiento o diarrea e hinchazón del vientre.
- Pulmón: los tumores localizados en el tumor, aunque es una ubicación muy extraña y poco frecuente, pueden ocasionar dificultades al respirar.
- Médula ósea: en esta área, el tumor provoca debilidad muscular y dificultad para caminar.
- Sistema nervioso central: es el área más típica en la que se puede encontrar el neuroblastoma. Los síntomas son variados: dolor de cabeza, alteraciones visuales, dolor de huesos y articulaciones,…
Pese a los síntomas específicos anteriormente descritos, los signos que suelen aparecer a causa de un neuroblastoma son similares y comunes en otras enfermedades, como los cuadros gripales o las infecciones digestivas, aunque, si no se diagnostica a tiempo, pueden tornarse graves, como los síntomas que presentan enfermedades neurológicas, reumáticas o infecciosas.
Estadios del neuroblastoma
Tanto los síntomas como el diagnóstico podrán variar dependiendo del grado y la extensión del neuroblastoma. Para ello, es necesario tener claro los estadios del tumor, es decir, los tipos de neuroblastomas.
El concepto estadio no significa fases, sino la tipología que presenta, es decir, un estadio 4 siempre es 4, no necesariamente ha sido estadio 3 anteriormente.
- Estadio 1: el tumor se localiza en el lugar donde está creciendo, sin diseminación ni metástasis. Puede extirparse completamente mediante cirugía.
- Estadio 2A: el tumor se localiza en el lugar de desarrollo, sin diseminación ni metástasis, pero no puede extirparse completamente.
- Estadio 2B: igual que en el tipo 2A, no puede extirparse completamente pero se observan células de neuroblastoma en ganglios cercanos al tumor.
- Estadio 3: el tumor puede estar diseminado al otro lado del cuerpo y afectar a los ganglios de otras partes del cuero.
- Estadio 4: el tumor está diseminado a los nódulos linfáticos, hueso, hígado, médula ósea y otros órganos.
- Estadio 4S: se manifiesta en menores de 1 año de edad. El tumor se loxaliza en la zona donde crece pero algunas células pueden alcanzar el hígado, el hueso o la médula ósea.
Diagnóstico y tratamiento
El nivel o grado de enfermedad del niño será determinante para poder diagnosticar el neuroblastoma. Los oncólogos pediátricos, especialistas en cáncer infantil, serán los encargados de desarrollar una historia clínica mediante una exploración física y pruebas complementarias que ayuden a determinar el estadio o la fase en la que se encuentra el tumor. No obstante, este diagnóstico puede retrasarse debido a la amigüedad y vagueza de los síntomas que presenta el neuroblastoma, muy similares a los de cuadros gripales o problemas digestivos.
La manera más sencilla de diagnosticar el neuroblastoma es a través de una biopsia del propio tumor, el exámen de orina o el aspirado medular, pruebas que ayudan a confirmar la extensión y el estadio del cáncer. También pueden realizarse tomografías, ecogradías o resonancias magnétias.
En cuanto al tratamiento y el pronóstico de la curación del neuroblastoma, debes saber que pueden variar dependiendo de factores como la edad del niño en el momento que se ha diagnosticado el cáncer, el grupo de riesgo del menor, los cambios genéticos, la localización del tumor, así como su estructura, forma o función, el estadio en el que se encuentra e incluso del modo en el que el tumor responde al tratamiento específico, siempre supervisado por un oncólogo infantil.
Si bien es cierto que en algunos niños de hasta 6 meses de edad el neuroblastoma podría llegar a desaparecer por sí mismo, sin necesidad de aplicar ningún tratamiento, el médico evaluará los puntos claves de la enfermedad antes de iniciar la terapia.
Los tratamientos habituales son la quimioterapia, la cirugía, la megaterapia o la radioterapia, aunque los oncólogos dirigen las terapias a minimizar los factores de riesgo del tratamientos y minimizar tanto los efectos secundarios y tóxicos como posibles secuelas. En caso de dudas, consulta siempre con tu médico especialista, él será el encargado de llevar a cabo las sesiones de control de tu bebé.