El glaucoma es un tipo de daño ocular progresivo en el que las células nerviosas ópticas son dañadas por el exceso de presión de fluido en el globo ocular. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el glaucoma es la segunda causa principal de ceguera en el mundo.
El glaucoma se hereda genéticamente. Existen varios tipos de enfermedad y cada uno es causado por un proceso diferente que tiende a afectar a diferentes grupos raciales. Ser mayor de 40 años, tener una alta presión intraocular (PIO), la miopía, diabetes, presión arterial alta, y antecedentes de lesiones oculares son algunos factores de riesgo para desarrollar glaucoma.
Causas de Glaucoma
La parte frontal del ojo es una cámara en forma de ‘D’ en la que el cristalino y el iris constituyen la pared recta, mientras que la córnea (la superficie del ojo) forma la pared curvada. Una glándula detrás del párpado superior llena esta cámara con un líquido claro (humor acuoso) que suministra la parte frontal del ojo con el oxígeno y los nutrientes para mantenerlo inflado. Se produce un suministro constante de líquido, y se drena a través de una malla de pequeños agujeros detrás del párpado inferior, llamada la malla trabecular.
En el glaucoma, el líquido se produce normalmente, pero la malla trabecular no lo puede drenar debido a una obstrucción o alguna otra razón. La presión del líquido se acumula entonces en el ojo, haciendo presión sobre el nervio óptico. Las células nerviosas van muriendo poco a poco por falta de suministro de sangre y los nervios exteriores son los primeros en fallar; haciendo que la pérdida de visión empiece por los bordes, progresando a una visión del tipo ‘túnel’, hasta llegar a la ceguera.
Muchas personas no se dan cuenta de que padecen glaucoma, ya que por lo general no se sufre ningún dolor. Esto hace que el glaucoma suela ser muy avanzado antes de que sea detectado. Se estima que solamente 1 de cada 2 personas que padecen glaucoma son conscientes de ello.
Tipos de Glaucoma
Los tipos de glaucoma se clasifican por lo impide que el líquido pueda ser drenado:
- Glaucoma primario de ángulo aberto (GPAA). Es la forma más común de glaucoma, que afecta aproximadamente a 1 de cada 100 personas. Normalmente afecta a personas mayores de 50 años y de ascendencia africana. En este tipo de glaucoma, la malla trabecular se ve bien pero no drena correctamente; algunos investigadores creen que esto puede ser debido a que el envejecimiento haga que las células sean menos eficientes. El daño realizado por este tipo de glaucoma no puede ser reparado, y empeora constantemente con el tiempo si no es tratado.
- Glaucoma de ángulo cerrado. Más común en personas de ascendencia asiática o Inuit, y en las mujeres. Puede ser crónica o intermitente. Algunas enfermedades, como la diabetes, la uveítis (condición inflamatoria del ojo), o el envejecimiento, pueden hinchar el iris y empujarlo hacia delante bloqueando la malla trabecular.
- Glaucoma de tensión normal. Aunque la presión en el ojo se encuentre dentro del rango normal, el nervio óptico todavía se encuentra dañado. El poco flujo de sangre que pasa por el nervio óptico hacen de que los nervios sean más vulnerables y, por tanto, se pueda dañar el ojo.
- Glaucoma pigmentario. Afecta sobre todo a las personas jóvenes y miopes. El iris, que es cóncavo en la miopía, frota con la capa de pigmento que contiene el color del ojo. Esto obstruye la malla trabecular aumentando la presión en el interior del ojo. El síndrome de exfoliación, más frecuente en personas de raza blanca y 50 años, es similar; aunque no resulte necesariamente en glaucoma.
- Glaucoma traumático. Este aparece por lesiones en los ojos. A menudo el glaucoma aparece años después del percance sufrido en el ojo.
Síntomas
El mayor problema con el glaucoma es la falta de síntomas. Sólo unas pocas personas tienen dolores de cabeza, ojos rojos o visión borrosa por causa del glaucoma. La falta de tratamiento del glaucoma conduce a menudo a la ceguera.
En algunos casos, una persona con glaucoma puede sufrir un dolor extremo y tener el ojo hinchado y rojo. Estos casos indican una emergencia médica y deben ser tratados inmediatamente.
Tratamiento y prevención del glaucoma
Existen medicamentos disponibles que pueden reducir la presión ocular y evitar daños. La mayoría se aplica en forma de gotas oculares. Los beta-bloqueadores (betaxolol, levobunolol, tomillo), agonizas alfa 2 (bromonidina), y los inhibidos de la anidaras carbónica (por ejemplo, la dorzolamida, bronzolamida), retrasan la producción de líquido del ojo (humor acuoso); mientras que los análogos de prostaglandinas (latanoprost, travoprost, bimatoprost), y mióticos (medicamentos que contraen la pupila como la pilocarpina), mejoran el drenaje. Los medicamentos tienen que ser utilizados de forma indefinida, por lo que muchas personas con glaucoma terminan optando por la cirugía o el tratamiento con láser.
Con un tratamiento temprano, la pérdida de visión puede minimizarse o evitarse. Debido a que el glaucoma no es evidente, es vital realizar revisiones periódicas de los ojos regularmente, especialmente si usted tiene alguno de estos factores de riesgo:
- Antecedentes de familiares con glaucoma.
- Afrodescendientes.
- Miopía.
- Lesión ocular anterior.
- Hipertensión.
- Diabetes.
- Uso a largo plazo de presiona, cortisona, u otros esteroides.
Consulte con su médico o especialista el número de revisiones que debe efectuar cada año. Influirá si tiene alguno de los anteriores factores de riesgo y su edad.