Cuando se libera gas desde el tracto digestivo, principalmente del estómago y el esófago, a través de la boca, hablamos de eructos. Es común que el aire quede atrapado en el aparato digestivo tras la ingesta de alimentos o líquidos y, si no se liberan, puede causar molestias diversas. A continuación, hablamos de eructos, cómo se producen, cuáles son las causas más comunes de su aparición y cómo podemos tratarlos.
Qué son los eructos
Los eructos son emisiones sonoras mediante las cuales se liberan gases procedentes del estómago, a través de la boca. Se trata de una sensación desagradable que suele llevar consigo malestar, sensación de llenura o hinchazón, síntomas que corresponden a la distensión abdominal.
En el tracto digestivo se genera gas a diario. El volumen normal es de 100 a 200 ml de una composición de gases entre los que se encuentran el oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno, el dióxido de carbono y el metano. Asimismo, en el gas también se encuentran pequeñas cantidades de azufre, elemento responsable del mal olor de las flatulencias. Así, aunque la producción de gases es natural, la liberación de estos también debe serlo y los eructos son una de las formas más comunes de liberación de gases. Expeler entre diez y veinte gases al día, está dentro de los parámetros normales.
Más del 7% de la población mundial padece de eructos excesivos o molestos, dado que suelen producirse después de que el aire se haya quedado atrapado en el aparato digestivo tras la ingesta de alimentos o líquidos, y el 11% sufre distensión abdominal, por lo que ambos suelen ir directamente relacionados.
Cómo se producen
Los eructos son el resultado de una acumulación de aire en la parte superior del estómago, que provocan que este órgano se estire. Como consecuencia, el músculo ubicado en el extremo inferior del esófago se relaja, lo cual permite que el aire se escape por arriba y acabe saliendo por la boca en forma de eructo.
Causas
Para entender por qué ocurre el eructo y cómo lo hace, es importante conocer las causas que lo provocan. A continuación, hablamos de las causas más comunes que pueden ocasionar el eructo.
- Tragar aire al comer
Comer muy rápido, en muchas cantidades o sin masticar bien es una de las causas principales de la acumulación de gas en el tracto digestivo. Además de ingerir alimentos o líquidos, al engullir también estamos permitiendo que una gran cantidad de aire entre en nuestro organismo y se instale en el estómago. Si no tienes la capacidad de eructar de forma voluntaria y expeler el gas, el aire tragado transita por el tracto digestivo hasta salir en forma de flatulencia, presentando distensión abdominal y molestias severas en el sistema digestivo.
Además de engullir la comida, comer demasiado rápido o no masticar adecuadamente, podemos sumarle otros hábitos que pueden aumentar la posibilidad de tragar aire y, por ende, producir una mayor cantidad de eructos. Entre ellas destacan: beber con pajita, chupar caramelos, masticar chicles o usar dentaduras postizas flojas, es decir, no bien adaptadas a la encía.
- Alimentos grasos
Además de la manera en cómo comemos, qué ingerimos también puede ocasionar la aparición de eructos. Los alimentos grasos o pesados para el organismo, difíciles de digerir, son más propensos a producir eructos, por lo que estos suelen ser más constantes. Para digerir mejor los alimentos y evitar una gran cantidad de eructos, procura comer a una hora temprana, sobre todo por la noche.
- Bebidas con gas
Consumir bebidas que contienen una excesiva cantidad de gas, son una de las principales causas de la producción de eructos. Procura tomar bebidas naturales o no consumir en exceso bebidas gaseosas.

- Medicamentos
Algunos medicamentos contienen azúcares no digeribles o enzimas digestivas que pueden provocar síntomas asociados a la eliminación de gases.
- Enfermedades
Padecer problemas gastrointestinales suele ser la principal causa de eructar. Para muchas personas, los eructos provocados por una enfermedad suelen ser molestos. Gastritis, síndrome del colón irritable o colitis son algunas de las principales enfermedades que pueden llevar, consigo, la producción de eructos.
- Problemas de estreñimiento
Si sufres estreñimiento, uno de los malestares más comunes del estómago, puedes padecer problemas con los eructos, un síntoma asociado a este problema digestivo. Trata de evitar el estreñimiento mediante laxantes u otros remedios, así aliviarás, también, los eructos.
- Ansiedad y estrés
Los cuadros de ansiedad o estrés pueden ser el origen de muchos otros problemas de salud. Una de las zonas más afectadas por los nervios el el sistema digestivo, lo que puede llegar a traducirse en producción de eructos. Vivir alejado del estrés o la ansiedad te permitirá evitar complicaciones o malestares estomacales.
- Intolerancia alimenticia o alergia
Las intolerancias a ciertos alimentos, cada vez más comunes en nuestra sociedad, también pueden ocasionar molestos eructos incontrolables. Las más fuertes son la intolerancia a la lactosa o al gluten, que pueden provocar hinchazón estomacal, distensión abdominal y eructos, entre otros síntomas.
En el mismo sentido, también podemos hablar de alergias a ciertos alimentos o productos. Con ellas la producción de gases es mayor y, por ende, también lo es la presencia de eructos.
- Intoxicaciones
Alimentos dañinos o caducados pueden llegar a intoxicarte de tal manera que los gases se acumulan en tu cuerpo y buscan una salida. Los eructos son muy frecuentes en personas que han padecido una intoxicación alimenticia.
Diagnóstico y tratamiento
Todos generamos gas y todos debemos sacar el gas de nuestro organismo, por lo que eructar de vez en cuando no representa ningún problema de salud, más bien todo lo contrario, es una forma saludable de eliminar la acumulación de gases de nuestro cuerpo. No obstante, médicamente los eructos se relacionan a problemas digestivos de reflujo gastroesofágico, una enfermedad que puede diagnosticarse y ser tratada para aliviar los eructos.
Para reducir los eructos es necesario modificar el estilo de vida. Comer de manera más relajada, sin engullir, eliminar de la dieta alimentos grasos o bebidas carbonatadas, no masticar chicle o dejar de fumar, son los principales hábitos en los que deberás trabajar. Sin embargo, si el cambio de hábitos no hacen su efecto y no alivian la producción de eructos, el médico podrá determinar que es necesario controlar los gases mediante medicamentos específicos, como la simeticona, o bien requerir asisténcia psicológica, como terapias de relajación o conducta si se observa que los eructos son fruto de una situación de estrés o ansiedad.