La ansiedad es un mecanismo adaptativo del ser humano que se activa en situaciones de peligro o riesgo. Una ansiedad moderada nos mantiene alerta y concentrados para afrontar esos retos o adversidades. El problema viene cuando esa ansiedad es tan alta que se vuelve desadaptativa.
Cuando se padece de ansiedad generalizada, en las situaciones de peligro donde es necesaria la activación de esa ansiedad, aparece de manera desproporcionada y dificulta, en lugar de ayudar, el afrontamiento del problema, yendo así en contra de su función natural. Además, este trastorno de ansiedad se suele trasladar también a situaciones normales y cotidianas, es decir, situaciones del día a día sin peligro alguno acaban generando también una fuerte ansiedad que imposibilita al individuo llevar una vida normal.
Por lo tanto, cuando hablamos del trastorno de ansiedad, estamos hablando de un trastorno que genera una preocupación constante en el individuo por cosas cotidianas. Su preocupación, justificada o no, suele ser desproporcionada, generando una fuerte ansiedad que bloquea a la persona. Suelen sentir miedo a sentir un infarto, desmayarse o a cualquier fatalidad inminente.
El trastorno de ansiedad suele surgir en la adolescencia evolucionando lentamente con el paso de los años. Suele empeorar en situaciones de estrés.
Síntomas
Podemos dividir los síntomas en siete grandes grupos:
- Síntomas de la cabeza. Mareos, pinchazos en la cabeza, aturdimiento y embotamiento mental. Estos provocan en la persona miedo a desmayarse.
- Síntomas en el pecho. Taquicardias, palpitaciones, presión y dolor pectoral. Generan en la persona miedo a sufrir un infarto.
- Síntomas respiratorios. Hiperventilación, falta de respiración y sensación de ahogo.
- Síntomas perceptivos. Irrealidad (ven la realidad de manera distorsionada) y despersonalización (se ven a sí mismos como en tercera persona, saben que son ellos pero no tienen sentimiento de pertenencia a su cuerpo).
- Pensamientos obsesivos. Sentimientos de que algo horrible y catastrófico puede ocurrir en cualquier momento. Estos provocan miedos irracionales tales como: no poder respirar, perder el control, poder hacer algo malo a otras personas, miedo a salir a la calle. Estos síntomas están relacionados con el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
- Trastornos del sueño. Insomnio, sobresaltos nocturnos y pesadillas. En ocasiones tienen miedo a dormirse por si ocurre algo malo a su alrededor o no vuelven a despertarse.
- Otros síntomas. Adormecimiento de las extremidades, aumento de peso, visión borrosa, temblores, náuseas, rubores, desánimo, tristeza, preocupación, estado reflexivo, etc.
Causas
La investigación actual va dirigida al descubrimiento de dos tipos de factores que podrían provocar el trastorno de ansiedad:
- Factores predisposicionales. Nacer con una predisposición biológica que hace más probable su desarrollo junto con variables de personalidad y ambientales provocaría el trastorno de ansiedad.
- Factores activadores. Estrés continuado, frustraciones diarias, dificultades (económicas, laborales, familiares…), no conseguir objetivos, shocks vitales, etc.
Tratamiento
- Psicoterapia.
- Terapia cognitivo-conductual (TCC). Reestructuar la mentalidad del paciente y proporcionarle técnicas para controlar su indice de ansiedad.
- Exposición y prevención de respuesta (EPR). Enfrentar al paciente a sus miedos y a su propia ansiedad de manera progresiva hasta que logre controlarla.
- Hábitos de vida para la mejora de la ansiedad.
- Uso de plantas relajantes.
- Llevar una dieta equilibrada (baja en azúcares, grasas y alimentos procesados y alta en frutas, verduras y pescados).
- Practicar aficiones.
- Meditación.
- Practicar deporte.
- Socializarse (no aislarse).
- Ignorar los síntomas de la ansiedad (no pensar ni lamentarse por ello).
- Fármacos. Se suelen utilizar ansiolíticos y antidepresivos para reducir los síntomas de la ansiedad.