La depresión durante el embarazo afecta a numerosas mujeres. El problema de esto es que, generalmente, las gestantes no suelen acudir al médico en el momento en que se sienten deprimidas. Suelen achacar ese estado de ánimo a una consecuencia normal y lógica del embarazo.
Las alteraciones que se producen en las hormonas durante la primera etapa de la gestación están directamente asociadas a los procesos de depresión de las embarazadas. La química del cerebro de las futuras madres varía de forma brusca, incrementando las posibilidades de padecer una depresión durante la gestación o tras ella.
Estudio sobre el embarazo y la depresión
Una investigación científica en la que han participado la Universidad de Educación a Distancia (UNED) y el Hospital Clínico San Carlos, advierte que, durante la etapa gestacional, sobre todo en los primeros meses de embarazo, las mujeres están sometidas a unos cambios extremadamente bruscos en sus niveles hormonales. Este tipo de alteraciones crean un caldo de cultivo perfecto para los procesos depresivos.
En estudio se ha llevado a cabo teniendo en cuenta a 751 mujeres embarazadas. Los resultados son claros, cerca del 10 % de las gestantes padecen depresión durante el embarazo. Esto significa que los cuadros depresivos de la mujer se ven aumentados en el periodo gestacional.
Los responsables del estudio lanzan una advertencia en este sentido. Las depresiones en mujeres embarazadas y lactantes pueden conllevar serios problemas en el desarrollo del bebé. Por ello, el principal objetivo de esta investigación es concienciar a las futuras madres de la necesidad de acudir a consulta en el momento en que noten cualquier tipo de cambio o alteración emocional.
Son muchos los factores de riesgo que pueden inducir a una mujer embarazada a padecer depresión. Entre ellos, las características sociales, personales y familiares; el estrés; las complicaciones durante el embarazo; o, incluso, su propia relación de pareja, son de las más comunes.
Como se indica en esta investigación científica, la gran mayoría de estos trastornos emocionales nunca jamás llegan a ser diagnosticados ni tratados por profesionales. Generalmente, las gestantes asocian esos cambios en el estado de ánimo al simple hecho de estar encinta.
Obviamente, si estas mujeres fueran debidamente diagnosticadas, el desarrollo del bebé mejoraría considerablemente en el futuro. De esta forma se podrían evitar todo tipo de situaciones que no resultan nada favorecedoras para los más pequeños.
Las madres que sufren depresión durante el embarazo o tras él, son mucho menos eficaces a la hora de cuidar a los bebés. Además, interactúan en menor medida con sus hijos. Esto puede provocar que los pequeños cuenten con carencias, que pueden marcar su vida a largo plazo.