Se conoce como oligoelementos a elementos químicos (minerales) que están presentes en los tejidos vivos en muy pequeñas cantidades.
Los recientes avances en tecnología han permitido que se pueda medir estos elementos con precisión y determinar sus funciones y las consecuencias que implica tener niveles demasiado altos o bajos de estos oligoelementos.
Mientras que algunos oligoelementos no son esenciales desde el punto de vista nutricional, otros lo son. En cualquier caso, esenciales o no, todos los oligoelementos son tóxicos si se consumen a niveles lo suficientemente altos y durante períodos de tiempo lo suficientemente largos. La diferencia entre un nivel tóxico u óptimo de oligoelementos esenciales puede ser muy grande para algunos elementos, pero mucho menor en otros.
Algunos de los oligoelementos esenciales son el hierro, el yodo, el fluoruro, el cobre, el zinc, el cromo, el selección, el manganeso y el molibdeno, que forman parte de las enzimas, hormonas y células del cuerpo humano. Aunque la deficiencia de estos oligoelementos pueden causar problemas de salud, los niveles correctos se suelen satisfacer fácilmente con una dieta medianamente sana. Existen más oligoelementos, pero lo más relevantes en el cuerpo humano son los anteriormente mencionados:
El hierro
Una de las funciones más importantes en las que participa el hierro en nuestro cuerpo es la de transportar oxígeno, aunque también forma parte de muchas enzimas y es esencial para un correcto crecimiento, curación, función inmunológica, y la síntesis de ADN.
Algunos de los alimentos que más hierro incluye son: la carne de res, las aves, el pescado, la harina de soja, las espinacas, los frijoles y algunos cereales.
El yodo
El yodo es imprescindible en la formación de las hormonas tiroideas T3 y T4. La deficiencia de yodo también puede causar daños cerebrales irreversibles en los recién nacidos.
Algunos de los alimentos que más Yodo contienen son la sal yodada, los mariscos, los huevos y la leche.
El fluoruro
Está demostrado que el fluoruro es clave en la formación de los huesos y los dientes, pero además también participa en el endurecimiento del esmalte dental, previene la pérdida de hueso y, como probablemente ya sabréis, también ayuda a reducir el riesgo de caries.
El fluoruro está presente en el café, el té, el agua fluorada, y en el pescado de agua salada.
El cobre
El cobre funciona de antioxidante ayudando a prevenir el daño en las células y ayuda a la producción de energía a partir de carbohidratos, proteínas y grasas. También participa en la formación de huesos, tejidos conectivos y glóbulos rojos.
El cobre está presente en carnes de órganos, mariscos, chocolate, frijoles y cereales integrales.
El zinc
Aunque destaca por su participación en la formación de enzimas, el Zinc ayuda a mejorar el sistema inmunitario, mantiene la piel saludable, participa en el sentido del gusto y el olfato, ayuda a coagular la sangre y permite un crecimiento y desarrollo normal.
El zinc está presente en los huevos, mariscos, carnes rojas, algunos tipos de cereales y granos enteros.
El cromo
El cromo es necesario para el funcionamiento de la insulina (que regula los niveles de azúcar en sangre), y también es esencial para el metabolismo de carbohidratos, proteínas y grasas.
El Cromo está presente en carnes procesadas, la levadura de cerveza, los cereales integrales, las nueces y el hígado.
El selenio
El Selenio funciona en combinación con la vitamina E como antioxidante, y es esencial para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides.
El selenio está presente en carnes, mariscos, frutos secos y cereales.
El manganeso
Participa en la formación y activación de enzimas, además de funcionar como antioxidante, ayudar a curar las heridas y desarrollar los huesos.
El manganeso está presente en la piña, las nueces, los granos enteros y los frijoles.
El molibdeno
Ayuda a activar las enzimas y al correcto funcionamiento de las células.
El molibdeno está presente en la leche, legumbres, panes integrales y las nueces.