Cuando los latidos del corazón son tan rápidos que en lugar de bombardear sangre, tiembla, hablamos de muerte súbita. Este tipo de muerte se produce en tan solo unos minutos y puede representar un riesgo mortal para aquellas personas que ya han padecido un ataque al corazón, han sobrevivido a una muerte súbita anteriormente o padecen insuficiencia cardíaca. Este tipo de parada cardíaca puede manifestarse en personas apararentemente sanas de manera repetina y, en numerosas ocasiones, es muy difícil de superar. ¿Quieres saber más acerca de esta patología? Entonces, presta atención al siguiente artículo de tuSíntoma. Aquí, te damos toda la información sobre sus causas, sus síntomas y los factores de riesgo que pueden conducirte a una muerte súbita.
Qué es la muerte subita
Hablamos de muerte súbita cuando se produce una parada cardíaca repentina a una persona que, aparentemente, se encuentra sana. De repente, el corazón empieza a latir muy rápido, descontroladamente, y en lugar de bombardear sangre hacia el cerebro y los demás órganos, tiembla. Si no se trata de manera inmediata, mediante un desfibrilador, el fallecimiento de la persona que lo padece es repentino y se produce en tan solo unos minutos.
La muerte súbita suele producirse, principalmente, a causa de una arritmia cardiaca, también conocida como fibrilación ventricular. Es decir, el corazón pierde su capacidad de contracción de manera ordenada pero no deja de latir. La víctima suele perder el pulso en pocos segundos, así como el conocimiento o la capacidad respiratoria, por lo que de no recibir atención médica rápidamente, fallece. Actualmente, las medidas de reanimación cardipulmonar, así como los desfibriladores pueden hacer desaparecer la arritmia, por lo que la víctima puede recuperarse.
Causas y síntomas
La causa principal de la muerte súbita es la arritmia cardíaca maligna, es decir, la fibrilación ventricular. Es decir, se trata de una actividad cardíaca caótica que no es capaz de producir un latido efectivo, por lo que el corazón es incapaz de bombardear sangre adecuadamente y, en consecuencia, no llega riego sanguíneo al cerebro y los demás órganos mientras la presión arterial desciende a gran velocidad. Hablamos de la detención total de la circulación sanguínea por el organismo y, en consecuencia, de que los nutrientes y el oxígeno necesarios para seguir en vida dejan de llegar a las células, por lo que los órganos vitales enseguida se resienten. El primero de todos ellos el cerebro, el más vulnerable, que a los pocos minutos de sufrir la parada cardíaca puede padecer graves lesiones cerebrales, que dejan huella a las personas que consiguen reanimarse.
Siendo esta la causa principal de la muerte súbita, debes saber, que es un riesgo que raramente sufren los corazones sanos. Generalmente, las personas mayores de 35 años tienen el riesgo de padecer un infarto de miocardio, un precedente de la arritmia cardíaca maligna. En el caso de los más jovenes, está demostrado que sufren algún tipo de parada aquellos que padecen de enfermedades cardíacas que afectan al músculo del corazón como miocardiopatías, o que afectan a la actividad cardíaca del mismo como la canalopatía. En todos estos casos, el riesgo de padecer una fibrilación ventricular y, por ende, una muerte súbita es más elevado.
Los síntomas en caso de padecer una muerte súbita aparecen inmediata y brucamente. Las víctimas de la arritmia cardíaca pierden rápidamente y por completo el conocimiento, por lo que son incapaces de responder a ningún tipo de estímulo. Recuerda que la parada va acompañada de la ineficiencia cardíaca, por lo que la sangre, así como el oxígeno y los nutrientes que transporta, no llegan a ningún órgano vital. La muerte súbita es rápida y casi incontrolable. El paciente deja de respirar rápidamente, su piel pierde el tono rosado habitual tornándose cada vez más azul violáceo. La actuación para poder salvar a una víctima de muerte súbita debe ser inminente, si no se lleva a cabo en unos minutos la persona fallecerá sin tener la oportunidad de ser reanimada. El pronóstico médico determina que la mayoría de pacientes que sufren una muerte súbita mueren al instante si no reciben atención médica en pocos minutos.
Factores de riesgo
Como hemos apuntado anteriormente, es muy difícil que la muerte súbita ataque a un corazón sano. No obstante, existen ciertos factores de riesgo que deben tenerse en cuenta a la hora de prestar más atención a cualquier anomalía o síntoma relacionado con el funcionamiento adecuado del corazón. Entre las personas con un riesgo más alto de sufrir una arritmia cardíaca se encuentran:
- Personas que hayan sufrido un ataque cardíaco o infarto de miocardio anteriormente
- Personas que padezcan insuficiencias cardíacas, como el bombreo de sangre deficiente
- Personas que ya han padecido una muerte súbita y han sobrevivido a ella
- Personas con antencedentes genéticos de muerte súbita en familiares
- Personas con fracción de eyección baja, es decir, del porcentaje bajo del bombardeo de sangre en cada latido. Este es un indicador clave para determinar si un corazón es saludable o no.
Diagnóstico de riesgo y tratamiento
Teniendo en cuenta los factores de riesgo comentados anteriormente, el médico puede realizar un diagnóstico para averiguar si en tu caso existe un riesgo real de sufrir una muerte súbita. Las pruebas que se realizan para evaluar el riesgo son ecocardiogramas, electrocardiogramas, cateterismos cardíacos, radiografías torácicas o pruebas de esfuerzo que pueden determinar la salud del corazón.
En cuanto al tratamiento, cabe decir que no existe ningún tratamiento posterior a la muerte súbita, dado que es mortal en la mayoría de casos. La única medida eficaz que puede salvarnos del fallecimiento por muerte súbita es la desfibrilación, es decir, la administración de una descarga eléctrica controlada por un dispositivo llamado desfibrilador. Él objetivo de la descarga eléctrica es reactivar el corazón para que recupere su frecuencia cardíaca habitual. Recuerda, el pronóstico de pacientes que sufren muerte súbita que no se pueden reanimar depende básicamente del tiempo que transcurre entre la parada cardíaca y la desfibrilación. Por cada minuto que pasa se reduce un 10% la posibilidad de salir con vida de la muerte súbita. En caso de no tener un desfibrilador a mano, es importante iniciar la reanimación cardiopulmonar básica cuanto antes.
No dudes en acudir a tu médico si eres una persona con riesgo de sufrir muerte súbita, un buen diagnóstico a tiempo podría salvarte la vida.