Según un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan State, en Estados Unidos, y la psicóloga Carol Dweck, de la Universidad de Standford, el cerebro es variable en cuanto a los errores. Esa popular afirmación que dice: “de los errores también se aprende” parece ser una realidad. Aunque esto no siempre ocurre.
La actividad neuronal es voluble y, en función de la persona y, sobre todo, de su aprendizaje, es probable que sea más o menos positiva ante un error. Según los autores de este estudio, la decisión la toma el propio individuo. Por lo tanto, el cerebro no funciona igual en todos los casos. Esto indica que las conductas neuronales no hacen referencia siempre a cuestiones genéticas, sino que las conductas aprendidas a lo largo de la vida, tienen mucho que ver en el funcionamiento cerebral.
Existen dos tipos de personas en el mundo: aquellas que no suelen realizar desafíos y las que están encantadas ante cualquier reto que les surja. Con esta afirmación en la mente, los autores de estos estudios indican que cualquiera podría tener dos mentalidades o, incluso, una mezcla de ambas.
Las dos mentalidades del cerebro
Según carol Dweck y los autores de la investigación de Michigan, son dos las mentalidades que se pueden tener ante los retos y el crecimiento personal.
Mentalidad de crecimiento
Aquellos individuos a los que les apasionan los retos entienden que el éxito personal depende en gran medida del esfuerzo que se realiza a diario para conseguir lo que se proponen. Obviamente, este tipo de personas se enfrentan a los errores de una forma muy significativa, ya que los ven como un desafío.
Mentalidad fija
Por otra parte, están las personas que tienen una mentalidad fija. En este caso, suele tratarse de individuos con capacidades innatas, que temen muchísimo enfrentarse a desafíos y retos, por el riesgo a cometer errores. Suelen ser muy inteligentes desde la niñez.
Conductas aprendidas
En función de lo que dice el estudio, apostar por un tipo de mentalidad u otra no solo depende de cuestiones genéticas, sino que el aprendizaje es lo más importante. Es decir, la educación es la que llevará a un individuo a decantarse por una de estas mentalidades.
La psicóloga realizó un pequeño ensayo con niños de once años de edad. En primer lugar, les planteó un trabajo complicado. A unos cuantos niños les dijo que el éxito en su trabajo dependía básicamente del esfuerzo que habían hecho para lograrlo. Al resto de niños les indicó, por el contrario, que sus resultados los habían logrado porque eran muy inteligentes. La autora, observó que los niños que pensaron que el esfuerzo era la clave, quisieron asumir nuevos retos, mucho más difíciles, para superarse. Sin embargo, el otro grupo de niños, no quiso asumir nuevos desafíos por miedo a cometer un error.
Este hecho es el que ha llevado a la psicóloga a asegurar que las mentalidades que escoge cada persona se deben a conductas aprendidas. Y entiende que, en el seno familiar, durante la infancia, es cuando comienzan a trazarse estas conexiones neuronales.
Los errores según la mentalidad
En función del tipo de mentalidad (crecimiento o fija), la actividad neuronal ante un error es una u otra. Es decir, con más o menos movimiento. Si se trata de una persona con mentalidad de crecimiento, al cometer el error, el cerebro comienza a realizar todo tipo de tejemanejes neuronales, creando patrones de aprendizaje para ser usados en momentos posteriores. En la imagen es la cabeza en tono rojo.
Sin embargo, si la mentalidad es fija, el error no resultará positivo ni se aprenderá de él (color verde). Estas personas tienen a justificar la equivocación con excusas de todo tipo, por lo que no se aprenderá de los errores cometidos.
Según el estudio, un 40 % de los individuos tienen mentalidad fija y otro 40 % mentalidad de crecimiento. El 20 % restante combina ambas fórmulas, en función de diversos factores y parámetros. Por lo tanto, el cerebro puede contar con conductas aprendidas para actuar frente a los errores.
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