Las olas de frío que azotan al país durante los meses de invierno suelen llevar consigo ciertos hábitos en las casas. Generalmente, para combatir este frío siberiano lo más habitual es apostar por la elevada calefacción en la vivienda. Esa sensación de calor, al entrar a cualquier estancia, sin embargo, puede estar relacionada con diversos problemas de salud.
Desde el Hospital Vithas Nuestra Señora de América de Madrid, se ha emitido un comunicado de prensa en la que se especifican las consecuencias negativas para la salud, concretamente para la piel, que puede conllevar la calefacción muy elevada.
Combinar las bajas temperaturas del exterior de las casas con la calefacción extremadamente alta del interior suele mejorar la confortabilidad del hogar. Pero, cuando hablamos de una temperatura muy alta es probable que la piel sufra de manera considerable.
La deshidratación de la piel en invierno suele estar asociada a la calefacción y a las eternas duchas de agua extremadamente caliente. Esto es lo que indica Mª Teresa Truchuelo, dermatóloga del mencionado hospital.
Tanto la elevada calefacción como el agua muy caliente de la ducha generan agresiones nada positivas para la piel. Por ello, la dermatóloga recomienda que las duchas sean de agua templada y la calefacción se ponga en su justa medida.
La calefacción daña la piel en invierno
Teniendo en cuenta que, durante el invierno, la piel suele estar bastante más seca es imprescindible cuidarla de forma que no se potencie la deshidratación. En los meses de más frío es muy posible que aparezcan eczemas, así como lesiones inflamatorias que pueden resultar dolorosas o picar constantemente. Este tipo de afecciones están, normalmente, relacionadas con algunos problemas de circulación y el frío pude empeorarlos negativamente.
Según la experta dermatóloga es muy importante que el paciente que presente este tipo de afecciones en la piel acuda al dermatólogo de inmediato. Explica esto insistiendo en que es probable que los eczemas estén relacionados con patologías mucho más serias, como algunas enfermedades autoinmunes o el lupus, incluso.
Según su propio criterio, hidratarse muy bien a diario es esencial para prevenir los problemas relacionados con la piel en el invierno. Además, insiste en la necesidad de salir a la calle usando gorro y guantes, siempre que la temperatura exterior sea extremadamente fría y seca.
Cuando el eczema o sarpullido haya hecho acto de presencia, el dermatólogo podrá recetar corticoides para llevar a cabo un tratamiento corto. Aunque, es esencial que se estudie bien el caso, porque si la afección no desaparece habrá que apostar por tratamientos más duraderos.
Por otra parte, también hace mención a la necesidad de utilizar cremas corporales hidratantes. Este tipo de cosméticos específicos actúan como una potente barrera contra el frío, impidiendo que la deshidratación de la piel sea tan severa. Además, también aconseja seguir usando cremas con factor de protección solar pese a que sea invierno y el sol incida en menor medida. Durante estos meses, basta con recurrir a factores de protección del 30 para prevenir la aparición de manchas.