La gluconeogénesis es el proceso mediante el cual el cuerpo crea moléculas de glucosa. No se debe confundir la gluconeogénesis con la glicólisis, que es el proceso contrario (descomposición de las moléculas de glucosa).
Este proceso ocurre de forma continúa en carnívoros y rumiantes, por lo que no tienen necesidad de almacenar glucógeno en sus células hepáticas. La gluconeogénesis ocurre principalmente en el hígado, aunque también se produce en otras partes del cuerpo.
Por otro lado, otro término parecido es la glucogenosis, una enfermedad poco frecuente y hereditaria que consiste en que la persona tiene problemas para liberar el glucógeno del hígado, haciendo que este se acumule.
Para qué sirve la gluconeogénesis
Aunque también ocurre en otros animales, el cuerpo humano produce glucosa para mantener los niveles de azúcar en sangre óptimos (glucemia).
La gluconeogénesis ocurre cuando la persona no ha comido en un tiempo y los niveles de azúcar (glucosa) en sangre se vuelven bajos. Cuando esto succede, el cuerpo no tiene carbohidratos que pueda descomponer en glucosa, por lo que utiliza otras moléculas (aminoácidos, lactado, glicerol, etc) para generar glucosa.
Otros términos que se confunden son la glucogenólisis y la gluconeogénesis. Ambas generan moléculas de glucosa, pero mientras la gluconeogénesis la genera a partir de moléculas que no están formadas por glucosa, la glucogenólisis implica la formación de moléculas de glucosa a partir de una fuente de glucosa.
Aunque ambas tienen una función similar (aumentar el nivel de glucosa en sangre), la glucogenólisis ocurre más frecuentemente en periodos cortos de ayuno, mientras que la gluconeogénesis ocurre en períodos prolongados de falta de glucosa.
Por qué es importante la glucosa
Aunque no se deben exceder los niveles saludables de glucosa en sangre, la glucosa es una fuente de energía imprescindible para el cuerpo humano. Algunas partes del cuerpo como los riñones, la retina, los glóbulos rojos, y los testículos, utilizan la glucosa como única fuente de energía. Otras órganos como el cerebro o los músculos también requieren grandes cantidades de glucosa para su correcto funcionamiento.