La encefalitis se trata de la inflamación del cerebro provocada, generalmente, por un virus. Aunque es una enfermedad que puede pasar desapercibida e, incluso, llegar a curarse sola, no deja de ser una patología de carácter grave, debido a las secuelas neurológicas que puede ocasionar. Aunque estas son imprevisibles, suelen tratarse de daños en las vías nerviosas, lesiones puntuales en el cerebro o el desarrollo de enfermedades neurológicas.
A continuación, hablamos de la encefalitis, sus causas, los síntomas más comunes y el mejor tratamiento para minimizar daños.
Qué es la encefalitis
La encefalitis se trata de una inflamación del encéfalo, es decir, del cerebro, generlamente ocasionada por una infección viral.
Esta enfermedad suele pasar desapercibida, debido a sus síntomas leves y difusos y, en muchas ocasiones, se llega a curar por sí sola. No obstante, y aunque se desconoce la frecuencia en la que se da esta patología, en una minoría de casos la encefalitis puede manifestarse con síntomas graves, lo que evidencia un daño cerebral importante. Los casos de mortalidad por encefalitis son bajos, sin embargo, los casos graves pueden ocasionar secuelas neurológicas importantes, que pueden afectar mucho a la salud del paciente.
En resumen, la incidencia de encefalitis en la población no es alta. Por cada millón de habitantes pueden aparecer entre tres y cinco casos de caracter grave. Los más afectados por esta enfermedad son los niños. En este sentido, por cada 100.000 habitantes pueden aparecer entre 5 y 10 casos de encefalitis. En este grupo infantil, además, las secuelas suelen ser más importantes, ya que puede ocasionar minusvalías que le condicionarán el resto de su vida.
Causas
La principal causa de la inflamación del encéfalo es una infección vírica. Generalmente, se trata de virus neurotopos, es decir, que tienen una mayor afinidad con el sistema nervioso central. Estos virus pueden transmitirse por diferentes vías:
- Respiratoria, como el sarampión.
- Fecal-oral, como el virus de la polio.
- Sexual, como el virus del herpes simple tipo 2.
Los principales virus que originan la encefalitis son:
- Herpes simple tipo 1 ó 2: se trata de virus que causan inocentes herpes labiales o genitales. Éste suele permanecer en los ganglios nerviosos de por vida y se manifiesta cuando migra a la piel, a través de ampollas o escozor. Si se equivoca y se desplaza al sistema nervioso central puede provocar la inflamación del encéfalo.
- Otros tipos de herpes: dentro del virus de herpes existen otros tipos que también causan encefalitis. Los más destacados son el virus Epstein-Barr, responsable de la mononucleosis infecciosa, el citomegalovirus o el virus de la varicela.
- Arbovirus: se trata de virus transmitidos por los mosquitos, como el del Nilo Occidental o el virus de la encefalitis japonesa. La rabia, virus transmitido a través de las mordeduras de animales, también puede producir encefalitis.
- VIH: este virus de transmisión sexual puede producir una encefalitis tanto desde el primer contacto, como por la reactivación de la infección si se abandona el tratamiento.
- Virus pediátricos: en el caso de los niños, virus como el sarampión, la rubéola o las paperas son los principales orígenes de las encefalitis agudas. Por ello, se recomienda la vacunación de los niños contra estos virus.
Aunque todos estos virus podrían provocar la inflamación del encéfalo, no significa que entrar en contacto con alguno de ellos provoque una encefalitis. Muchos de ellos, afectan a otras enfermedades más específicas. Para que se produzca la encefalitis, además de estar infectado por uno de estos virus, también se deben tener en cuenta factores como la edad o el estado del sistema inmunológico.
Síntomas
Las encefalitis simples tienen un cuadro sintomatológico leve, muy similar al de un cuadro gripal. En estos casos, el dolor de cabeza se puede mantener durante unos días, así como la fiebre, el cansancio o el dolor muscular o articular. En este sentido, y como pasa con las gripes, los síntomas pueden durar entre 3 y 10 días y es muy difícil diagnosticar la inflamación del encéfalo.
No obstante, en los casos graves los síntomas son más llamativos e indican la posible presencia de un daño concreto en el cerebro. Así, el cuadro sintomatológico de las encefalitis graves se manifiesta a través de:
- Fuertes e intensos dolores de cabeza
- Pérdida de fuerza muscular y de sensibilidad, similar al ictus.
- Convulsiones, aunque el paciente no haya padecido anteriormente cuadros epilépticos.
- Alteración de la conciencia: pensar más lentamente o estar somnoliento.
- Alteración del movimiento o ataxia: los pacientes caminan lentamente necesitando apoyo constante y sin apenas separar los pies del suelo.
- Cambios de personalidad.
- Alteración visual, alucinaciones, y olfatorias: ver doble, observar formas difusas u percibir malos olores son los más frecuentes.
En los casos de encefalitis infantil, se puede añadir, además, síntomas como:
- Náuseas y vómitos.
- Llanto continuo.
- Irritabilidad.
Después de el desarrollo de encefalitis pueden aparecer secuelas neurológicas que dañan las vías nerviosas provocando lesiones en el cerebro de manera puntual y debilitando la fuerza muscular, algo que puede ocasionar parálisis cerebrales parciales. En los casos más graves, las secuelas pueden ser una parálisis total, el desarrollo de enfermedades neurológicas complejas como el Parkinson o, incluso, el retraso mental.
Diagnóstico y tratamiento
Detectar la encefalitis de manera temprana es básico para poder proporcionar al paciente el mejor tratamiento específico y controlar los síntomas para disminuir el riesgo de padecer un daño cerebral mayor. Para poder diagnosticar la inflamación del cerebro, el médico especialista debe analizar los síntomas clínicos que le hacen sospechar de la existencia de esta enfermedad. Para ello, puede precisar la historia clínica tanto del paciente como de sus familiares, para observar si existen antecedentes.
Las pruebas más importantes para diagnosticar la encefalitis son la punción lumbar, para detectar el virus en el líquido cefalorraquídeo, o las pruebas de imagen del sistema nervioso central entre las que se incluyen la tomografía computarizada o la resonancia magnética. El médico, también puede precisar el encefalograma para conocer el daño de la actividad cerebral y estimar la probabilidad del desarrollo de secuelas tales como la epilepsia.
En cuanto al tratamiento, este deberá cumplir tres puntos claves para ser exitoso:
- Controlar los síntomas. Se trata de tomar medidas generales como beber mucha agua, o mantenerse tumbado con la cabeza elevada para reducir el dolor de cabeza, el dolor articular y muscular y mejorar el malestar general. También se pueden utilizar analgésicos o antiinflamatorios como paracetamol o ibuprofeno, a fin de bajar la fiebre y reducir el dolor. Por otro lado, los corticoides ayudarán a disminuir la inflamación del encéfalo, lo que ayudará a evitar posibles secuelas.
- Eliminar el virus: conociendo el origen del virus se puede prescribir un tratamiento u otro, aunque no todos cuentan con un tratamiento específico. Los virus de la familia del herpes pueden atacarse mediante antivirales como el aciclovir o el ganciclovir.
- Prevención de secuelas: el último paso del tratamiento es prevenir la aparición de secuelas, algo que solo puede ocurrir si se empieza un tratamiento temprano para combatir el virus. Cuando desaparecen los síntomas de la encefalitis, se deben realizar pruebas para comprobar el daño residual del cerebro. Para ello se utilizan terapias como la del lenguaje, para recuperar el habla, el entendimiento o la escritura, la física para mejorar la fuerza muscular, la movilidad o la coordinación, y la terapia ocupacional para mejorar las capacidades neurológicas mediante actividades cotidianas como hacer la cama o manualidades.
En caso de notar síntomas similares a los de un cuadro de encefalitis, no dudes en acudir al médico. Él te dará las pautas necesarias para empezar el tratamiento específico adecuado para eliminar el virus que ha ocasionado la inflamación del encéfalo.