Dependiendo del metabolismo, la vida puede contemplarse de forma diferente. De hecho, puede hacer que el día a día se convierta en una lucha constante contra la báscula y las calorías, o, al contrario, puede hacer que vivamos activos, positivos y saludables. Es por eso por lo que, hoy, ayudar a acelerar el metabolismo puede ser la solución a tantos quebraderos de cabeza y a otros problemas de salud que hacen que miremos la vida de forma incorrecta.
Acelerar el metabolismo se convierte, pues, en una tarea fundamental del día a día. Gracias a ella, procesaremos la comida no sólo de manera fácil y rápida, sino que también lograremos controlar nuestro peso por una rápida quema de calorías, y evitaremos no acumular grasa que derive en problemas de salud. Así, nuestro cuerpo estará más ágil, más sano, más activo. Beneficios que pasan por entender primero qué es el metabolismo y cómo condiciona nuestra vida.
El metabolismo, ese gran desconocido
El metabolismo es el conjunto de procesos fisicoquímicos que tiene lugar en el organismo y a partir de los cuales el cuerpo puede cumplir sus funciones vitales. Es el responsable de acciones básicas como: respirar, andar, hacer la digestión, permitir la circulación de la sangre, eliminar los desechos del cuerpo…, y lo hace a partir de los nutrientes de los alimentos que ingerimos. Por lo tanto, es el encargado de transformar lo que consumimos en energía y que, así, nuestras células funcionen correctamente.
Cómo actúa
Al comer, ingerimos proteínas, hidratos de carbono y grasas en cada plato. Para que éstas puedan aprovecharse por nuestro organismo en forma de energía, han de descomponerse en aminoácidos, ácidos grasos y azúcares, lo cual lo consiguen unas pequeñas moléculas denominadas enzimas. Encargadas de que los nutrientes descompuestos sean absorbidos por el torrente sanguíneo y se metabolicen, son las que provocan el almacenamiento o la liberación de energía. Así pues, relacionados a ella se habla de dos tipos de procesos: el que propicia la reserva de energía, el anabolismo; y el catabolismo, el cual descompone dichas reservas y las utiliza como combustible.
En el momento en el que el metabolismo falla, aparece una disfunción de estos procesos y la aparición de las consiguientes enfermedades metabólicas. Entre ellas, y las más conocidas, se encuentra: el hipertiroidismo (producción excesiva de tiroxina por la glándula tiroides, provocando una aceleración excesiva del metabolismo basal y un excesivo descenso del peso, así como aceleración del ritmo cardíaco, hipertensión, etc.); el hipotiroidismo (caso contrario al anterior, el cual provoca una disminución del metabolismo, aparición de fatiga, aumento de peso, disminución del ritmo cardíaco…); y la diabetes.
Formas de calcularlo
Dos aspectos fundamentales para comprender cómo funciona y cómo podemos calcular nuestro metabolismo son la tasa metabólica y el metabolismo basal. La primera de ellas sirve para delimitar la cantidad de energía que gasta una persona concreta durante un período de tiempo determinado. Por lo tanto, su medición dará la cifra concreta de energía mínima requerida de manera diaria para mantener el organismo en reposo. Por el contrario, el metabolismo basal es la cantidad mínima de energía para que las células del organismo, durante sus procesos metabólicos, subsistan.
Para saber cuánto consume nuestro organismo y, así, ajustar nuestra ingesta, habrá que calcular el metabolismo basal de cada persona. Para ello, es necesario saber que el sexo, la altura, el peso y otros factores lo condicionan. Se puede extraer de forma orientativa (ya que se debe estar en completo reposo pero despierto para hacerlo) para los adultos mediante las ecuaciones de Harris Benedict descritas a continuación:
- Hombres: 66,473 + ((13,751 x masa (kg)) + (5,0033 x estatura (cm)) – ((6,55 x edad (años))
- Mujeres: 655,1 + ((9,463 x masa (kg)) + (1,8 x estatura (cm)) – ((4,6756 x edad (años))
Para los niños, con edades comprendidas entre 10 y 18 años, la FAO propone otra fórmula:
- Niñas: 7,4 peso en kg + 428 x altura en metros + 572
- Niños: 16,6 x peso en kg + 77 x altura en metros + 572
Aspectos a tener en cuenta
El metabolismo, sin embargo, no es un proceso estable y semejante en todas las personas. Hay factores que lo condicionan, como la edad. Se dice que hasta los 30 años éste tiende a ir en aumento, mientras que a los 40 se estabiliza y, a partir de ahí, empieza a descender progresivamente. Asimismo, también disminuye con la pérdida de masa corporal, por lo que cuanto menos músculo se tiene, menos energía necesita el organismo para mantenerlo y, por lo tanto, menor es el metabolismo basal. Como también lo es cuando le afectan ciertas enfermedades, algunos tipos de alimentos o el estrés.
¿Cómo acelerar, entonces, el metabolismo?
Conseguir acelerar nuestro metabolismo y olvidarnos de esa grasa que nos engordará y nos acarreará innumerables problemas de salud, ya no sólo pasa por caminar 30 minutos al día o no ingerir grasas trans, sino también por adaptar los siguientes puntos a nuestro día a día:
- Racionar los platos y la ingesta de calorías diarias de acuerdo a la tasa metabólica para que no haya un exceso de ingesta en relación a la energía que necesita nuestro cuerpo. No obstante, esto no significa bajar las calorías al mínimo, ya que nuestro cuerpo notará la diferencia y se regulará acumulando reservas de energía y, por consiguiente, grasa.
- Sazonar la comida con ingredientes picantes que ayudan a acelerar el metabolismo, como son: el chile, la cayena o los pimientos rojos picantes. Al utilizarlos, la capsaicina que contienen todos ellos disminuye los lípidos corporales al provocar un mecanismo que ataca las células grasas.
- Apostar por el café, puesto que estimula y aumenta los niveles de adrenalina, los cuales harán descomponer la grasa corporal de las células grasas.
- Alternar con el té verde, otro estimulante que al contener catequina y cafeína produce un efecto mayor. Además, al ser antioxidante, aumenta la oxidación (quema) de la grasa y la tasa metabólica durante un par de horas, por lo que se consigue quemar en torno a un 17% más de calorías.
- Introducir proteína en los platos, ya que el cuerpo necesita más energía para digerirla, acelerando así el metabolismo. No obstante, nunca sobrepasar los límites establecidos (en torno a 0,8-1 gramo de proteína por kg de peso corporal), ya que un exceso de proteína puede revertir en trastornos cardiovasculares.
- Y, por supuesto, practicar ejercicio diario, pero no cualquier tipo de ejercicio y de manera estable, como correr. Este tipo de actividad aeróbica quema calorías en el momento de su práctica, pero si la alternamos con otra de tipo anaeróbico (trabajo con pesas o Hiit, interválico de alta intensidad), desarrollará nuestros músculos y hará que nuestra necesidad de energía en reposo sea mayor. Por lo tanto, sin necesidad de hacer ejercicio, quemaremos más.