Uno de los trastornos del sueño más habituales y frecuentes son las apneas del sueño. Muchas personas las padecen sin saberlo, dado que ocurre mientras duermes y es difícil comprobar sus síntomas. Básicamente, la apnea del sueño consiste en la obstrucción de las vías respiratorias durante el sueño, por unos instantes, aunque pueden ocurrir de manera repetida.
A continuación, hablamos sobre la apnea del sueño y su tipología, las causas y los factores de riesgo que la propician, los síntomas más comunes y el mejor tratamiento para los pacientes que sufren esta patología.
Qué es la apnea del sueño
Para entender lo que es una apnea del sueño, primero debemos conocer qué son los trastornos del sueño. Dormir es una necesidad básica y fundamental para el ser humano. No se trata tan solo de una herramienta de descanso, sino que es un estado donde el organismo se renueva física y mentalmente.
La apnea del sueño se trata de un trastorno en el que se obstruyen las vías del respiratorias repetidamente durante el sueño del paciente. Es decir, el flujo de aire hacia los pulmones se interrumpe durante, como mínimo, 10 segundos.
Cuando la apnea se repite más de 30 veces durante el descanso nocturno y el paciente se despierta repentinamente a causa de la falta de aire, se habla de síndrome de apnea obstructiva del sueño, un trastorno que afecta alrededor del 2 y el 4% de la población adulta en los países desarrollados.
Tipos de apnea del sueño
Existen distintos tipos de apnea del sueño. Los más comunes son:
- Apnea obtructiva: es la apnea del sueño más frecuente. Se trata de la interrupción del flujo respiratorio debido a la obstrucción de la vía respiratoria. Cuando nos tumbamos para dormir, las partes blandas de la garganta se desplazan hacia atrás, lo cual produce una oclusión de la vía. Aunque el paciente puede despertarse frecuentemente a causa de la apnea, no suele recordar estas interrupciones breves del sueño.
- Apnea central: se da cuando el cerebro deja de emitir señales a los músculos que controlan la respiración, por lo que estos dejan de funcionar y la interrumpen. En este tipo de apnea, la vía respiratoria permanece abierta, pero los músculos se encuentran inactivos. Cuando ocurre la apnea central el paciente suele despertarse por la falta de oxígeno en sangre, siendo consciente de lo que ha ocurrido.
- Apnea mixta: es la combinación de los dos tipos anteriores. Se trata de los casos que empiezan con una apnea central y acaban teniendo un elemento obstructivo.
Causas
La causa principal de la aparición de apneas del sueño radica, fundamentalmente, en la inactividad de los músculos de las vías respiratorias mientras dormimos. Durante el sueño los músculos de la zona posterior de la garganta se relajan y, en ocasiones, se desplazan hacia atrás, lo que favorece que la musculatura ocluya la zona de la faringe momentáneamente, originando la interrupción de la respiración o apnea.
No obsante, existen ciertos factores anatómicos que contribuyen a la aparición de apneas del sueño, como la presencia de amígdalas de gran tamaño, la alteración de la estructura facial o la obesidad.
Factores de riesgo
- Obesidad: sobre todo hablamos de exceso de grasa en la zona del cuello, dado que se tiende al estrechamiento de las vías respiratorias superiores, originando la apnea.
- Edad: a partir de los 40 años de edad existe una mayor probabilidad de sufrir apneas.
- Sexo: aunque es predominante en los hombres, puede darse en mujeres que han pasado la menopausia.
- Amígdalas de gran tamaño: se trata de órganos situados en la faringe. Si su tamaño aumenta más de lo normal, pueden llegar a ocupar las vías respiratorias ocluyéndolas.
- Antecedentes familiares: es más probable sufrir apneas del sueño si otros familiares están enfermos de esta patología.
- Consumo de alcohol, sedantes y tranquilizantes. Estas sustancias provocan la relajación de los músculos de la boca, lo que favorece la obstrucción de la garganta
Síntomas
Antes de que aparezcan los síntomas específicos de la apnea del sueño, pueden darse otros indicadores que señalen la posible presencia de tal trastorno, como por ejemplo los ronquidos. Generalmente, el ronquido previo a las apneas es muy intenso, dado que originan una gran presión sobre la vía respiratoria. No obstante, no todas las personas que roncan sufren apneas del sueño, pero sí que los pacientes de tal patología responden siempre a este patrón.
Con la apnea se disminuye la concentración de oxígeno en sangre, lo que provoca que el paciente despierte bruscamente por la sensación de ahogo que le produce. Asimismo, el sueño se ve alterado y fragmentado, lo que se traduce en una disminución del descanso nocturno óptimo. Una vez se supera el periodo de apnea, los músculos se relajan, se alivia la obstrucción y se reanuda la respiración normal combinada con intensos ronquidos.
Entre los síntomas de la apnea del sueño, destacan otros indicadores que pueden aparecer posteriormente y que afectar negativamente a la actividad diaria del paciente:
- Somnolencia
- Inactividad
- Falta de energía
- Fatiga
- Irritabilidad
Todo ello puede ocurrir durante el día y, especialmente, después de una comida copiosa, durante el trabajo (la concentración disminuye) o inclusive durante la conducción, lo cual puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente. También es normal presentar deterioro intelectual, pérdida de memoria o alteraciones de la personalidad y cambios de humor.
Los pacientes de apnea del sueño, además, pueden presentar manifestaciones cardiovasculares, relacionadas con los episodios de falta de aire que pueden afectar a la sangre durante la apnea. Este hecho obliga al corazón a bombear con intensidad y puede alterar el ritmo cardíaco o, incluso, provocar un infarto de miocardio. La mayoría de pacientes de apnea del sueño presentan una baja frecuencia cardíaca y una elevación de la presión durante el episodio, por ello, es normal tener hipertensión arterial, lo que aumenta el riesgo de padecer insuficiencias cardíacas o ataques cerebrales.
Diagnóstico y tratamiento
Se considera que el paciente sufre apneas del sueño cuando la interrupción de la respiración se dan más de 30 veces durante el sueño nocturno. Partiendo de esta base, es importante acudir al médico si se dan estas paradas durante el sueño a fin de encontrar el diagnóstico concreto e iniciar un tratamiento adecuado a cada paciente.
Para poder diagnosticar la apnea del sueño es importante entrevistar clínicamente tanto al paciente como a su compañero de cama, en caso de que lo tenga, dado que a veces los propios pacientes no son conscientes o no recuerdan dichas interrupciones. Asimismo, se observará si hay grado de obesidad o hipertensión arterial, que pueden orientar el diagnóstico médico. Como complemento, y para lograr el diagnóstico definitivo, se realiza una prueba conocida como polisomnografia, es decir, un estudio del sueño que evidencia el cese de la respiración durante la noche.
Aunque la apnea del sueño no puede resolverse por si sola, si puede tratarse. Existen diversas opciones terapéuticas que te permitirán mejorar tu descanso y que se adaptan al grado de gravedad del cuadro de la patología que presente cada paciente. Las más habituales son:
Cambio de hábitos y medidas higiénico dietéticas.
- Perder peso
- Cambiar de postura para dormir (de lado o boca abajo)
- Evitar el consumo de alcohol y de medicamentos con efecto sedante
- Mejorar la respiración nasal
CPAP (Presión Positiva Continua Nasal)
Esta medida se toma cuando la apnea es grave y en caso de que las medidas anteriores no hayan sido efectivas. Se trata de una mascarilla nasal conectada a un dispositivo que insufla aire con presión para conservar los conductos aéreos y evitar el colapso respiratorio y los ronquidos.
Otros dipositivos
Los dispositivos intraorales ayudan a aumentar el diámetro de la vía respiratoria tirando la mandíbula y la lengua hacia adelante. Estos dispositivos también ayudan a disminuir los ronquidos y las apneas obstructivas. Se utilizan durante el sueño.
Cirugía
Para los casos de mayor gravedad, que no han respondido al CPAP o a otros dispositivos, se puede recurrir a la cirugía a fin de asegurar que la vía respiratoria se mantiene abierta. Existen diversos tipos de cirugía pero la más común es la uvulopalatofaringoplastia en la que se extirpa parte del tejido de la cavidad oral en la parte posterior, las amígdalas y las adenoides. Aunque esta opción es beneficiosa para muchos pacientes, no acaba con los ronquidos, aunque sí los disminuye.
En cualquier caso, deberás acudir al médico a fin de que te haga un estudio y compruebe el grado de las apneas del sueño y decida cuál es la mejor opción para ti. En caso de dudas, consulte siempre con su doctor.