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Miopía
La miopía es un problema de la refracción que se manifiesta cuando el paciente percibe borrosos los objetos lejanos debido a que la imagen se forma delante de la retina; bien porque la córnea, el cristalino o ambos son muy potentes, o bien porque el ojo es más largo de lo normal. La miopía se puede considerar un defecto óptico de refracción, ya que es resultado de cambios biológicos normales de componentes del sistema visual (curvatura corneal, potencia del cristalino, longitud axial y profundidad de la cámara anterior).
Esta alteración del sistema visual puede desarrollarse desde la infancia y suele variar con el paso del tiempo, produciéndose cambios en la graduación. Puede presentarse asociada a otros defectos refractivos, como el astigmatismo (astigmatismo miópico) y la presbicia o vista cansada.
Podemos clasificar la miopía en dos estados:
- Miopía simple: inferior a 6 dioptrías. Es el tipo más frecuente y no se puede prevenir. Es aconsejable detectarla a tiempo a través de un examen completo y corregirla mediante el uso de gafas, lentes de contacto o mediante diferentes tipos de técnicas quirúrgicas.
- Miopía magna o miopía patológica: cuando la graduación del paciente supera las 6 dioptrías; está producida por una elongación excesiva del globo ocular. En algunos casos, la miopía magna sí se considera una patología visual, ya que puede comprometer seriamente la visión del paciente.
La miopía puede ser tratada empleando diferentes técnicas quirúrgicas (cirugía LASIK, implantación de una lente intraocular,…) en función de las características fisiológicas de cada paciente. Un profesional cualificado (oftalmólogo) debe indicar qué tipo de operación es la más adecuada para cada caso.
Hipermetropía
La hipermetropía es un error de enfoque visual que generalmente se manifiesta con una visión borrosa e incómoda de cerca. A partir de cierta edad, también se ven mal los objetos lejanos.
En el caso de ojos jóvenes con hipermetropía, si su graduación no es alta, pueden no distinguir esa falta de agudeza visual ya que compensan la hipermetropía mediante una acomodación (el cristalino incrementa su potencia aumentando su espesor y curvatura por la contracción de los músculos que lo rodean). El continuo esfuerzo de acomodación puede provocar síntomas como fatiga visual, picor de ojos o dolores de cabeza. Cuando el problema persiste y no se corrige de forma adecuada, pueden desencadenarse otras alteraciones visuales, como el ojo vago o el estrabismo.
En el caso de los pacientes mayores de 40 años, la hipermetropía no debe confundirse con la presbicia o vista cansada, otro defecto refractivo provocado por la pérdida de la capacidad de acomodación del cristalino y que se debe al paso del tiempo.
En el paciente hipermétrope, la imagen se enfoca detrás de la retina. Este fenómeno se debe, bien a que el ojo del paciente hipermétrope es más corto de lo habitual, o bien a que la potencia óptica de su cristalino y/o de su córnea es menor de lo normal. La hipermetropía puede aparecer sola o combinada con astigmatismo.
La hipermetropía no se puede prevenir. Es muy importante detectarla precozmente para ser corregida, especialmente en el caso de los niños; por eso son muy importantes las revisiones oftalmológicas periódicas y completas (con fondo de ojo).
Al igual que los otros defectos de refracción, la hipermetropía puede ser tratada empleando diferentes técnicas quirúrgicas (Lasik, PRK/Lasek, implantación de una lente intraocular,…) en función de las características fisiológicas de cada paciente. Un profesional especializado debe evaluar que tipo de técnica es mejor para cada caso.
Astigmatismo
El astigmatismo se produce cuando la córnea (la capa externa y transparente del ojo) no presenta la misma curvatura en todas sus zonas. La luz procedente de los objetos y que entra en el ojo se enfoca en más de un punto (en vez de un único punto) de la retina y provoca una visión borrosa y distorsionada.
- Este defecto puede ser hereditario o adquirido.
- El síntoma principal del astigmatismo es la percepción borrosa o distorsionada, tanto de los objetos lejanos como de los objetos cercanos.
- Si este defecto se asocia a otros defectos refractarios como puede ser la hipermetropía es común que la persona padezca fatiga visual, enrojecimiento picor y escozor de ojos, mareos o dolores de cabeza.
Se puede distinguir dos tipos de astigmatismo:
- Simple: afecta a un solo eje.
- Compuesto: asociados a otro defecto de refracción (asociado a miopía, hipermetropía o mixto).
El astigmatismo no se puede prevenir. Se detecta a través de un examen oftalmológico completo y es corregido posteriormente mediante el uso de gafas, lentes de contacto o mediante diferentes tipos de técnicas.
En la mayoría de los casos, la hipermetropía se puede corregir quirúrgicamente. Existen diferentes técnicas para la corrección de este defecto refractario (Lasik, PRK/Lasek, implantación de una lente intraocular,…) y este puede ser corregido a la vez que se eliminan otros problemas, como la miopía, la hipermetropía o la presbicia. Un profesional experto evaluará el tipo de procedimiento indicado en cada paciente.
Cirugías
Cirugia refractaria
Se denomina cirugía refractiva al conjunto de procedimientos quirúrgicos que tienen como finalidad eliminar o minimizar los defectos refractivos oculares, como son la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo. Existen varias técnicas actualmente, una de ellas muy expandida, la cirugía LASIK.
En condiciones normales, la imagen penetra en el ojo a través de la córnea y del cristalino hasta proyectarse en la retina mediante un proceso conocido como refracción. Desde la retina, la imagen se transmite al cerebro. Sin embargo, cuando el ojo tiene un defecto de refracción (miopía, hipermetropía y/o astigmatismo), la imagen se proyecta de forma anómala. Esto implica una percepción alterada de la imagen y, por lo tanto, una visión anómala.
Cirugia lasik
La cirugia lasik es un tipo de procedimiento quirúrgico que se utiliza para corregir los defectos de refracción oculares. El LASIK emplea un láser excimer (un láser ultravioleta) para extraer una pequeña cantidad de tejido corneal. Ésto da a la córnea una nueva forma, de manera que los rayos de luz se enfoquen claramente sobre la retina. El LASIK hace que la córnea se vuelva más delgada. La cirugía LASIK es un procedimiento quirúrgico ambulatorio que tarda de diez a quince minutos por cada ojo.
El único anestésico utilizado es un colirio local que adormece la superficie del ojo. La cirugía LASIK puede realizarse en uno o en ambos ojos en la misma sesión.
Antes de realizar la intervención, al paciente se le realiza un estudio minucioso y riguroso para conocer su graduación, y del que se extraen datos sobre la forma y función de la córnea. Toda esta información se transmite al láser por lo que el tratamiento está diseñado para cada paciente.
Mediante un instrumento especialmente diseñado para este tipo de intervenciones, el microqueratomo, el cirujano levanta una fina capa de tejido corneal semejante a una lentilla. De este modo, deja libre la zona donde va a actuar el láser. El cirujano aplica el láser excimer sobre la capa intermedia de la córnea para moldearla durante un periodo de tiempo de entre 5 y 45 segundos, dependiendo del tipo y magnitud del defecto a tratar. Al acabar se recoloca la capa de tejido corneal, que se vuelve a adherir sin necesidad de puntos.
En total, la operación dura unos 10 minutos a los que seguirá un breve periodo de descanso en la clínica, que deberá pasar el paciente antes de poder dirigirse a su domicilio.
Durante las primeras horas post operatorias, de modo habitual, el paciente puede notar ligeras molestias como escozor o lagrimeo. Con las horas o días dependiendo de cada caso, la persona comenzará a notar la recuperación visual sin depender ya ni de gafas ni de lentillas.
Este tipo de intervención necesita individualizar cada caso.
Un pequeño número de personas posiblemente necesiten hacerse otra cirugía, debido a que la corrección de la afección es excesiva o deficiente. Algunas veces, aún necesitará usar lentes de contacto o gafas.
Los riesgos de esta intervención son:
- Infección de la córnea.
- Cicatrización de la córnea o problemas permanentes con la forma de la córnea, lo cual hace imposible utilizar lentes de contacto.
- Disminución de la sensibilidad al contraste, incluso con una visión 20/20, los objetos pueden lucir borrosos o grises.
- Resequedad en los ojos.
- Resplandores o halos.
- Sensibilidad a la Luz.
- Problemas para conducir de noche.
- Parches rojos o rosados en la parte blanca del ojo (generalmente temporales).
- Disminución de la visión o pérdida permanente de esta.
- Irritación.
En algunos casos especiales este procedimiento quirúrgico está contraindicado:
- En pacientes con patologías oculares importantes: como cataratas, uveitis, etc.
- Enfermedades que puedan alterar la cicatrización de la cornea: como puede ser cicatrices queloideas, lupus, u otras enfermedades auntoinmunes.
- En mujeres embarazadas no se deben efectuar operaciones, ya que durante el embarazo pueden producirse modificaciones de la graduación visual.